¿Qué tipo de alteraciones visuales
presentan las personas con albinismo?
Todas las personas con albinismo
presentan las mismas alteraciones visuales. Sin embargo, el grado de
afectación de cada una de las anomalías visuales es variable, en
función del tipo de albinismo y de cada persona.
En primer lugar, las personas con
albinismo presentan hipoplasia foveal, que se define como la
ausencia o presencia muy limitada de la fóvea, la región central de
la retina donde tenemos la mayor concentración de fotorreceptores y
la mayor densidad de conos. Utilizamos la fóvea para centrar nuestra
mirada y nuestra atención en el objeto o persona que tenemos frente
a nosotros. Y, mientras lo hacemos, el resto del campo visual
permanece borroso y con mucho menor detalle. La ausencia o práctica
desaparición de la fóvea en las personas con albinismo determina una
reducción muy importante en el grado de agudeza visual que tienen,
al disponer solamente de un nivel de visión central parecido al que
tenemos todos desde la retina periférica (la que usamos para mirar
“por el rabillo del ojo”) en su zona central. La falta de fóvea
también determina que la visión nocturna o en penumbra sea
igualmente reducida. La visión de una persona con albinismo ya es
muy limitada en óptimas condiciones de iluminación. Por
consiguiente, esta discapacidad visual todavía es más acusada en
ambientes oscuros o pobremente iluminados.
Las personas con albinismo presentan una
visión estereoscópica (binocular, en tres dimensiones) limitada o
reducida. Normalmente cada uno de nuestros ojos se comunica con
ambos lados (hemisferios) de nuestro cerebro a través de las
conexiones neuronales que existen entre la retina y los núcleos del
cerebro donde se procesan e interpretan las imágenes que captamos
con nuestras retinas. A cada hemisferio le llega información de los
dos ojos, captada desde una posición ligeramente distinta, y,
además,los dos hemisferios comparten la información procesada.
Rápidamente el cerebro procesa toda esta información y genera la
percepción de profundidad, produce la ilusión óptica que añade la
tercera dimensión en la imagen. Y es así como podemos apreciar que
hay objetos que están cerca y otros que están lejos.
Las personas con albinismo tienen unas
conexiones anómalas entre la retina y el cerebro. Cada uno de los
ojos solamente se comunica con el hemisferio del lado contrario: el
ojo izquierdo con el hemisferio derecho y el ojo derecho con el
hemisferio izquierdo. En estas condiciones los hemisferios no
reciben información de los dos ojos sino solamente de uno, lo cual
imposibilita la generación de la percepción tridimensional, de
profundidad. Cada ojo ve una imagen distinta. La visión se convierte
esencialmente en bidimensional, con solamente dos dimensiones, como
si se estuviera viendo la televisión todo el rato. O bien centramos
nuestra atención en el presentador en primer término, o en el
paisaje que hay detrás, pero difícilmente pueden integrarse e
interpretarse correctamente las imágenes cercanas y las más
alejadas. No es posible determinar con normalidad la posición de los
objetos. Esta es una de las limitaciones más importantes de las
personas con albinismo, parcialmente compensada con la edad y el
aprendizaje de trucos que permiten aprovechar al máximo la visión
residual existente.
Las personas con albinismo suelen
presentar habitualmente nistagmo, que es un elemento importante para
el diagnóstico clínico de esta condición genética. El nistagmo es un
movimiento involuntario de los ojos, más o menos perceptible por un
observador, generalmente horizontal, aunque puede darse también de
tipo vertical. Esta alteración neurológica no es exclusiva del
albinismo. Existen otras muchas patologías que se manifiestan con
nistagmo. Prácticamente todas las personas con albinismo presentan
nistagmo, pero no todas las personas con nistagmo presentan
albinismo. El cerebro de la persona con albinismo se adapta al
movimiento involuntario de los ojos, por lo que a pesar de que éstos
sigan moviéndose la imagen que procesan y ven las personas con
albinismo es estática y no presenta movimiento.
El nistagmo está relacionado con la
falta de fóvea. La retina constantemente necesita fijar la atención,
enfocar y centrarse en un objeto. Esta acción se realiza gracias a
la fóvea. En ausencia de esta estructura esencial de la retina
central no hay posibilidad de enfocar, de centrar la atención. El
cerebro ignora que la retina de una persona con albinismo carece de
fóvea y, por ello, reacciona instintivamente provocando un
movimiento del ojo, intentando poder enfocar mejor, intentando poder
centrar la atención desde otro ángulo. No lo consigue, pero sigue
intentándolo constantemente. Esta situación es parecida a la que
sucede cuando nuestro teléfono móvil o cámara digital fotográfica
pierden o se estropea la funcionalidad de autoenfoque, quedándose
estos dispositivos atrapados en un bucle de intentos de enfocar la
imagen.
Adicionalmente, debido principalmente a
su falta o disminución de la visión binocular (ver los objetos con
los dos ojos de forma simultánea y poder determinar su posición
correcta en el espacio) las personas con albinismo pueden presentar
estrabismo, dado que tienden a usar los ojos de forma separada, con
movimientos no coordinados. El estrabismo es una complicación
relativamente más frecuente en personas con albinismo.
Las personas con albinismo pueden
presentar además miopía, hipermetropía o astigmatismo, de forma
parecida a lo que puede ocurrir en personas sin albinismo. En estos
casos se recomienda determinar el grado y tipo de afectación y el
uso de las correspondientes gafas con cristales correctores o lentes
de contacto. La incidencia de la miopía es relativamente más
frecuente entre las personas con albinismo.
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