¿Qué es el albinismo? Lluís Montoliu y Ana Yturralde (ALBA, 2018)


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Fotografía de © Ana Yturralde (anayturralde.com)

¿Qué tipo de alteraciones visuales presentan las personas con albinismo? 

Todas las personas con albinismo presentan las mismas alteraciones visuales. Sin embargo, el grado de afectación de cada una de las anomalías visuales es variable, en función del tipo de albinismo y de cada persona.

En primer lugar, las personas con albinismo presentan hipoplasia foveal, que se define como la ausencia o presencia muy limitada de la fóvea, la región central de la retina donde tenemos la mayor concentración de fotorreceptores y la mayor densidad de conos. Utilizamos la fóvea para centrar nuestra mirada y nuestra atención en el objeto o persona que tenemos frente a nosotros. Y, mientras lo hacemos, el resto del campo visual permanece borroso y con mucho menor detalle. La ausencia o práctica desaparición de la fóvea en las personas con albinismo determina una reducción muy importante en el grado de agudeza visual que tienen, al disponer solamente de un nivel de visión central parecido al que tenemos todos desde la retina periférica (la que usamos para mirar “por el rabillo del ojo”) en su zona central. La falta de fóvea también determina que la visión nocturna  o en penumbra sea igualmente reducida. La visión de una persona con albinismo ya es muy limitada en óptimas condiciones de iluminación. Por consiguiente, esta discapacidad visual todavía es más acusada en ambientes oscuros o pobremente iluminados.

Fotografía de © Ana Yturralde (anayturralde.com)

Las personas con albinismo presentan una visión estereoscópica (binocular, en tres dimensiones) limitada o reducida. Normalmente cada uno de nuestros ojos se comunica con ambos lados (hemisferios) de nuestro cerebro a través de las conexiones neuronales que existen entre la retina y los núcleos del cerebro donde se procesan e interpretan las imágenes que captamos con nuestras retinas. A cada hemisferio le llega información de los dos ojos, captada desde una posición ligeramente distinta, y, además,los dos hemisferios comparten la información procesada. Rápidamente el cerebro procesa toda esta información y genera la percepción de profundidad, produce la ilusión óptica que añade la tercera dimensión en la imagen. Y es así como podemos apreciar que hay objetos que están cerca y otros que están lejos.

Las personas con albinismo tienen unas conexiones anómalas entre la retina y el cerebro. Cada uno de los ojos solamente se comunica con el hemisferio del lado contrario: el ojo izquierdo con el hemisferio derecho y el ojo derecho con el hemisferio izquierdo. En estas condiciones los hemisferios no reciben información de los dos ojos sino solamente de uno, lo cual imposibilita la generación de la percepción tridimensional, de profundidad. Cada ojo ve una imagen distinta. La visión se convierte esencialmente en bidimensional, con solamente dos dimensiones, como si se estuviera viendo la televisión todo el rato. O bien centramos nuestra atención en el presentador en primer término, o en el paisaje que hay detrás, pero difícilmente pueden integrarse e interpretarse correctamente las imágenes cercanas y las más alejadas. No es posible determinar con normalidad la posición de los objetos. Esta es una de las limitaciones más importantes de las personas con albinismo, parcialmente compensada con la edad y el aprendizaje de trucos que permiten aprovechar al máximo la visión residual existente.

Las personas con albinismo suelen presentar habitualmente nistagmo, que es un elemento importante para el diagnóstico clínico de esta condición genética. El nistagmo es un movimiento involuntario de los ojos, más o menos perceptible por un observador, generalmente horizontal, aunque puede darse también de tipo vertical. Esta alteración neurológica no es exclusiva del albinismo. Existen otras muchas patologías que se manifiestan con nistagmo. Prácticamente todas las personas con albinismo presentan nistagmo, pero no todas las personas con nistagmo presentan albinismo. El cerebro de la persona con albinismo se adapta al movimiento involuntario de los ojos, por lo que a pesar de que éstos sigan moviéndose la imagen que procesan y ven las personas con albinismo es estática y no presenta movimiento.

Fotografía de © Ana Yturralde (anayturralde.com)

El nistagmo está relacionado con la falta de fóvea. La retina constantemente necesita fijar la atención, enfocar y centrarse en un objeto. Esta acción se realiza gracias a la fóvea. En ausencia de esta estructura esencial de la retina central no hay posibilidad de enfocar, de centrar la atención. El cerebro ignora que la retina de una persona con albinismo carece de fóvea y, por ello, reacciona instintivamente provocando un movimiento del ojo, intentando poder enfocar mejor, intentando poder centrar la atención desde otro ángulo. No lo consigue, pero sigue intentándolo constantemente. Esta situación es parecida a la que sucede cuando nuestro teléfono móvil o cámara digital fotográfica pierden o se estropea la funcionalidad de autoenfoque, quedándose estos dispositivos atrapados en un bucle de intentos de enfocar la imagen.

Adicionalmente, debido principalmente a su falta o disminución de la visión binocular (ver los objetos con los dos ojos de forma simultánea y poder determinar su posición correcta en el espacio) las personas con albinismo pueden presentar estrabismo, dado que tienden a usar los ojos de forma separada, con movimientos no coordinados. El estrabismo es una complicación relativamente más frecuente en personas con albinismo.

Fotografía de © Ana Yturralde (anayturralde.com)

Las personas con albinismo pueden presentar además miopía, hipermetropía o astigmatismo, de forma parecida a lo que puede ocurrir en personas sin albinismo. En estos casos se recomienda determinar el grado y tipo de afectación y el uso de las correspondientes gafas con cristales correctores o lentes de contacto. La incidencia de la miopía es relativamente más frecuente entre las personas con albinismo.

 

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© Lluís Montoliu, Ana Yturralde, ALBA