¿Puede una persona con albinismo hacer
deporte?
Una persona con albinismo puede y debe
hacer deporte, como cualquier otra persona. De hecho, el deporte
contribuirá a darle confianza en sí misma y le ayudará en su
desarrollo corporal, psicomotor, aportándole las estrategias de
control del cuerpo, de equilibrio, que están alteradas en una
persona con discapacidad visual.
Las personas con albinismo pueden
realizar o intentar prácticamente cualquier tipo de actividad
deportiva, tanto a nivel amateur como profesional.
Sin embargo, aquellos deportes que
requieren localizar, situar y seguir con precisión un objeto, una
pelota, en movimiento rápido (fútbol, tenis, voleibol, baloncesto,
badmington, etc.) pueden resultar más difíciles para una persona con
albinismo, debido a su falta de visión tridimensional. En estos
casos es fácil generar rápidamente un estado de frustración. Por
ejemplo, existen personas con albinismo que han aprendido de
pequeñas a jugar al tenis con razonable destreza y habilidad,
utilizando no solamente la información visual sino la auditiva, la
sombra de la pelota, etc. lo cual exige una mayor concentración y
desgaste mental para poder aprovechar al máximo la actividad
deportiva.
Cada persona con albinismo debe explorar
y conocer sus capacidades y límites, y aprender a comprobar qué
actividades deportivas puede realizar para divertirse, aquellas con
las que se siente más cómoda y aquellas para las que posee talentos
o cualidades innatas, que por supuesto son distintas de persona a
persona. Para los deportes de balón puede ayudarse a las personas
con albinismo si se incorpora el uso de balones que no sean rígidos,
que sean de espuma o materiales ligeros, para que la persona con
albinismo no tema recibir un balonazo si no calcula o determina con
precisión la posición de la pelota y ésta acaba impactando en su
cara de forma inesperada. Ayudará también que los balones tengan
colores intensos, muy contrastados, y/o que incorporen dispositivos
sonoros (cascabeles, pitidos), que faciliten su localización a las
personas con albinismo, que tienen una visión limitada.
Existen casos de personas con albinismo
que han aprendido, con precaución y vigilancia constante, a ir en
bicicleta (o incluso a esquiar) por si mismas en terrenos abiertos,
bien delimitados y bajo la atenta supervisión y vigilancia de
acompañantes, que deben ir avisándoles de posibles obstáculos que
vayan apareciendo en el camino.
El atletismo incorpora muchas
disciplinas en las que una persona con albinismo puede participar
(carreras, lanzamientos, saltos, etc.). Por ejemplo, para correr, es
importante fomentar la práctica de carreras en pareja, cogidos de la
mano o, mejor, unidos con una cinta o correa con la otra persona, lo
cual da mayor seguridad a la persona con albinismo y le permite
correr sin temor a impactar con un obstáculo.
También es posible realizar actividades
de esquí, tanto en sus variantes nórdica, siguiendo carriles
existentes en la nieve, como alpina, descendiendo por laderas
cubiertas de nieve. En este último caso la práctica del esquí se
realiza con un acompañante-guía, que desciende junto a la persona
con albinismo y le va indicando los cambios de dirección y los
posibles obstáculos que se encuentran durante el descenso.
Los deportes de contacto o de lucha
también son una opción para las personas con albinismo, en
particular el judo, en el que prácticamente todo el combate
transcurre a corta distancia con el contrincante, al que se suele
mantener agarrado por la ropa. No así el kárate o el taekwondo, que
requieren precisión visual para golpear y protegerse para evitar ser
golpeado, en los cuales las personas con albinismo siempre partirán
con desventaja.
La prueba de que las personas con
albinismo no solo pueden hacer deporte sino que pueden dedicarse
profesionalmente a ello y triunfar la tenemos en la gran cantidad de
medallistas y campeones con albinismo en los Mundiales y los Juegos
Paralímpicos que se celebran cada cuatro años, tras los
correspondientes Juegos Olímpicos. En España contamos con campeonas
de judo como Carmen Herrera o Marta Arce, triatletas como Susana
Rodríguez-Gacio o Daniel Llambrich y atletas como Meritxell Playà,
Sara Fernández e Ivan Cano, que han demostrado saber competir y
ganar en sus especialidades deportivas, siendo todas ellas personas
con albinismo.
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